La cara relación entre autonomía y precio es lo que nos obliga a una conducción eficiente • Las baterías de gran capacidad siguen siendo muy caras por su tamaño

El coche eléctrico nació antes que el coche de gasolina, ¿lo sabías?, pero su coste y poco rendimiento cedieron ante la llegada del motor de combustión, con un petróleo muy barato. La industria avanzó con motores de combustión apartando los eléctricos a usos residuales, puntualmente industriales y de prestaciones sencillas.

¿Por qué interesa cuidar la conducción en un coche eléctrico siendo mucho más barato el coste de movimiento?

La carestía y comienzo de la escasez del petróleo, la contaminación de CO2 y otras sustancias, y el avance de las baterías es lo que está haciendo avanzar el mercado de coches eléctricos que aún son más caros, pero la tendencia es la de ir ajustando precios, sobre todo por parte de las baterías.

Los coches eléctricos tienen un coste de mantenimiento sensiblemente inferior, y sobre todo de movimiento, pero el Talón de Aquiles es la autonomía en relación al precio de las baterías. Aún pesadas, enormes y caras, si bien irán bajando poco a poco mientras avanzan otras tecnologías, como la «pila de combustible», que hará que las baterías no tengan que ser tan grandes y caras, además de que su capacidad (densidad energética) es cada vez mayor.

La densidad energética es la relación entre su masa y capacidad de carga. Cada día mejores, pero de momento hay que cuidad la conducción, simplemente por cuestión de autonomía.

Conduciendo un coche con un coste de movimiento 6 u 8 veces más económico, el consumo tiene menos importancia que la autonomía, es por ésta por la que conviene cuidar la conducción, por lo que damos 3 grandes consejos:

  1. Usar lo menos posible el pié derecho
  2. Anticipación ante las condiciones de la vía
  3. Saber frenar sin calentar el equipo de frenos

Usar lo menos posible el pié derecho.

El hacer una conducción eficiente con un coche eléctrico no es diferente a la de un coche de combustible. De momento no hay modelos con marchas, y tampoco es que sean automáticos, simplemente en un motor que transmite el giro a las ruedas mediante un grupo reductor, sencillo y con transmisión directa. La marcha atrás se logra con una inversión de la polaridad, la frenada a través de un sistema de recuperación de energía y en último momento los frenos tradicionales. No existe el concepto de embrague.

La ley o consejo más general es la de usar lo menos posible el pié derecho, que el único que se usa para acelerar y frenar normalmente. Hundiendo mucho el acelerador y el pedal de freno es cuando más combustible gastamos, en cualquier tipo de coche. Por lo tanto, evitando las aceleraciones, frenadas bruscs y la velocidad punta alta será la primera regla para optimizar el consumo y autonomía.


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